Albaida se resiste a la llamada. Una densa nube oscura se ha instalado en su alma. No quiere moverse. No quiere respirar. Tan sólo quiere quedarse donde estaba. Ese sinsentido, que a veces la embarga, de falta de importancia de todo lo que hace, de todo lo que escribe, la deja inánime y sin vida.
Desearía, piensa, desearía escribir algo que fuera realmente significativo... Pero no hay nada, suspira, que pueda llegar a serlo. Por mucho que escriba, por muy importantes que sean sus palabras, serán como humo y espejos frente a su tremenda ambición, una ambición que la devora y le arrebata la alegría de vivir.
Así las cosas, se arrastra por las calles de Córdoba, sin grandes expectativas. Una nueva voz a la que alimentar. Más de lo mismo.
En la plaza del ayuntamiento se ha instalado una tribuna. Ya están allí todas, sentadas en sillas de madera. Sólo Rosa está un poco alejada, apoyada en el borde del pozo, con la mirada perdida en el fondo oscuro.
La recién llegada sube a la tribuna. Lleva un pantalón negro ceñido, de tela elástica y una camisa roja cruzada sobre el pecho y atada con un cinto negro. Su pelo, largo y oscuro, está recogido en la espalda con una trenza. Algunos mechones rebeldes sobresalen por los bordes.
Albaida prepara la grabadora. Al menos lo que sabe hacer, lo hará bien, aunque no sirva de nada. Nada sirve de nada...
Un cálido y húmedo viento se alza desde el este.
Arenal suspira en su asiento de plata. Al fín estás aquí, susurra, bienvenida seas, primavera.
Un hermoso texto para una foto y una primavera que ya llega en esplendor.
ResponderEliminarbesos
todo sirve Albaida, todo!!!
ResponderEliminarespero con ansias el discurso de la recien llegada.
un abrazo mujer
Me encanta la magia de tus palabras y la foto es tan bella ,tan bella,tan bella...qoe no sé escribir otra cosa... texto e imagen conmueven mis entrañas: preciosa acogida a la primavera que se nos acerca, gracias amiga por compartirlo!!! un abrazo de colores con aromas
ResponderEliminarde primavera Begoña
Qué buen texto, de bienvenida a la la primavera. Yo que sólo la intuyo desde mi trópico, debe ser como un rebote de vida. Un abrazo. Carlos
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