martes, 27 de julio de 2010

Subida al Monte Carmelo III

Cuando Juan, el monje carmelita, empezó a escribir la Subida al Monte Carmelo, sabía que no podía fiarse ni de la ciencia humana ni de la experiencia. Si él no podía, Fidiana puede menos aún. Ella no es una monja, ni siquiera se considera católica. Sólo es una mujer que ha experimentado estados que la llevan más allá de sí misma, hacia lugares que apenas puede describir. Y cada vez que lee un párrafo de la Subida siente que le habla a ella, que lo han escrito para ella sola. Algo en su interior se estremece. Son muchos los trabajos por los que las almas tienen que pasar, trabajos oscuros y terribles, para llegar a la dichosa unión, dice Juan, y Fidiana no sabe, al igual que muchas de su compañeras, si será capaz de seguirlos hasta el final, pero no está en su mano saber hasta dónde podrá llegar antes de intentarlo. Mejor que el límite lo pongan sus posibilidades y no sus miedos.

Fidiana escribe:

La Subida fue escrita por un monje para ayudar a otros monjes. Monjes que vivían en la pobreza, la castidad y la obediencia. Que no tenían trabajo ni hijos ni colegio al que llevarlos, que no tenían muchas cosas en sus manos. Que, aparentemente, estaban más cerca del dios al que amaban. Pero ellos no tenían lo que nosotros tenemos ahora. La experiencia de todas las personas que han hecho este camino. Esa experiencia está en nuestras células, podemos sentirla en la piel. Por eso incluso personas como algunas de este grupo, que jamás han leído nada sobre esto, pueden empezar a olerse que esto no va a ser fácil, y que posiblemente sea más oscuro de lo que puedan soportar. Pero la experiencia de los que nos precedieron nos facilita el camino, aunque cada uno tenga que hacer el suyo.

Del mismo modo que Juan se encomendó a Dios para que dijera en su nombre lo que él no fuera capaz de decir, Fidiana se encomienda a la Diosa y utiliza los dones que el dios Thot le entregara en préstamo. Se encomienda a las divinidades que pueblan su vida y la han traído hasta aquí, a los seres que la empujan hacia sí misma. Sería bueno que hicieras lo mismo. Ya sea tu yo superior, los dioses en los que crees o los ideales que sostienes, son una fuente de fuerza extraordinaria que vas a necesitar durante el viaje.

No importa la forma, ni el nombre de nuestros dioses. No importan sus preceptos. Ni siquiera que confiemos en cosas materiales o sutiles como la belleza o el dinero que guardamos en el banco. Todos ellos, aunque todavía no lo sepamos, nos impulsan hacia nosotros mismos a través de las mareas de la vida. Todos somos expresiones divinas.

La ciudad de Córdoba, que inicialmente sólo tenía 12 habitantes, doce mujeres que habitaban en un mismo cuerpo, ahora está llena de vida. Después de que Fidiana abriera una puerta a la unidad, empezó a llenarse de inmigrantes. De hombres y mujeres que entraban y salían por sus puertas. Algunos ya tienen aquí una segunda residencia. Los nombres de esas personas están en los comentarios, y todos ellos han llegado hasta aquí por sus propias razones. Fidiana escribe para las habitantes iniciales de Córdoba, pero ya no son su primer objetivo. También lo hace para los nuevos habitantes, que ya empiezan a ser parte del paisaje. Escribe porque sabe lo difícil que es hacer este camino en la completa oscuridad, llegar a lo más lejos que se puede en la vida con los datos que nos han dado, con las herramientas que tenemos, y luego... qué. Aparece la noche oscura, el sinsentido, las tinieblas que amenazan con tragársenos. Fidiana sabe, porque ella lo intentó muchas veces, que la respuesta natural es huir de la oscuridad, salir en dirección contraria, alejarse como alma que lleva el diablo. Pero tarde o temprano la oscuridad te encuentra. Y cuando lo hace sólo hay un camino. Entrar de lleno en ella y afrontar lo que te espera. De eso trata este camino, esta ascensión. De ir allí directamente. De no esperar sentados a que nos atrape. De buscar aquello que más tememos y afrontarlo. Y Fidiana espera, con la ayuda de la Diosa, poder acercarse, una vez más, esta vez en compañía. Ya empieza a sentir los efectos, una melancolía pegajosa ha empezado a apoderarse de ella. Una sensación oscura de sequedad y falta de ternura. Pero sabe que es lo que tiene que hacer, y simplemente lo hace.

8 comentarios:

  1. Hay cosas que deben hacerse, y saber que dolerá no lo hace menos inevitable.

    Guardo una nítida imagen que me reconforta entre los plieges de mi mente, y presta espero que el camino se empine

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  2. Y simplemente lo hace....Esa frase me gusta...Cuantas veces olvidamos hacer lo más sencillo de las cosas, llevarlas a cabo.

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  3. De la oscuridad.. a la luz.., pq siempre existe ésta al final del túnel, y Fidiana
    así nos lo recuerda!

    Felicitaciones a Córdoba, a las "12" mujeres
    q habitan en ella, a los visitantes fieles,
    a los "neófitos"..

    Afectos y cariños!

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  4. a veces es dificil afrontar lo que uno más teme.
    en especial cuando las cosas terrenales te son superfluas,
    cuando sientes que lo más importante son las vidas que nacieron de la tuya, de tus entrañas.

    te sigo... sigue enseñandonos de ese camino.
    me asusta, me pone los pelos de punta
    y más aun cuando pienso en un sexto sentido que poseemos algunas mujeres y que algunas quisieramos... no tenerlo! (siento que la entrada es muy oscura pero si me das la mano avanzaremos)

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  5. en ocaciones es mas facil dalre la vuelta a las cosas a las que se temen pero no las cosas debe pasar o debemos hacerlo!!
    :S aum tenog miedo pero si el camino es asi me ayudara tambien a afrotar esto!!

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  6. ....bueno, quiero vivir el camino, paso a paso, sin adelantarme a ningun acontecimiento a lo mejor es mucho mas sencillo, pero si se presenta algo inesperado...se enfrenta al momento..para seguir avanzando!!!!! vivir el ahora y el presente es lo importante de esta aventura!!! He colgado mi 2º cuaderno-diario...
    y en cuanto pueda preparo el 3º para ir a la par con tus directivas. Hasta pronto un abrazo
    Begoña

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  7. Muy bien descrito, Córdoba.
    Percibes el momento y estás preparada. Sabes que estarás sola pero acompañada por los dioses, amigos, y afectos, por tu propia luz que sabes, te guiará. Escucha tu cuerpo, tu intuición. Enorme coraje el tuyo. Un fuerte abrazo...No estás sola

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  8. "Mejor que el límite lo pongan sus posibilidades y no sus miedos."
    Confieso ser de esas personas que se ponen muchas limitaciones solo por el miedo...te sigo en este camino, espero no perderme.

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