domingo, 18 de julio de 2010

Subida al Monte Carmelo I

Para Fidiana, la nueva vida que lleva le supone una terrible agonía. Su alma anhela las alturas de la unidad después de haber regresado. Albaida le propone un trato. Juntas escribirán un análisis de la Subida al Monte Carmelo de San Juan de la Cruz. Una obra olvidada porque el místico que la escribió era católico, y los que añoran ahora formas de evolución más elevadas beben en escritos orientales. "Pero San Juan -escribe Albaida, siguiendo las ideas de Fidiana- no era sólo un católico seguidor de una fe aprendida. Era un hombre que se atrevió a caminar por el sendero de la nada, un lugar donde todo lo que creemos saber se ha perdido para encontrarnos con lo absolutamente imprevisto."
Y así, con este espíritu, y sabiendo que el resto de mujeres de Córdoba también colaborarán con su sabiduría, comienzan una tarea que será larga, pero alimentará el hambre de totalidad que no las deja vivir.

La Subida al Monte Carmelo es un tratado de San Juan de la Cruz. Resulta árido y difícil. No tiene la facilidad arrolladora de su poesía espiritual, que te eleva nada más tocarla, con una potencia surgida de una verdad más profunda que cualquier razón. En este tratado intenta, después de haber ido hasta los lugares más excelsos del Ser, volver al espacio compartido con el resto de los seres humanos para ser capaz de explicar cuál es el camino. Este libro no es un tratado de filosofía, aunque la tenga, ni de teología, aunque Dios esté presente en cada palabra. Este libro es un mapa, y así lo demuestran los dibujos que hizo el autor sobre el ascenso, mapas del camino. El texto y las instrucciones de uno de estos dibujos está transcrito en el inicio de algunas de las ediciones de este libro, no en todas. Se trata de un mapa formado por tres senderos con advertencias a cada lado y una orla que rodea a una frase de Jeremías. Un mapa de un camino que no se sigue en este mundo físico, sino en el espiritual. Resulta fácil, cuando hablamos del mundo espiritual, imaginarse el cielo, el infierno y el purgatorio, lugares todos ellos a los que sólo se puede llegar después de muertos. Pero San Juan no habla de eso. Ese mundo está aquí, a nuestro alrededor, está vinculado a nuestras emociones, a nuestras imágenes internas, a nuestra imaginación activa. Nuestra vida física es el espacio donde se plasma nuestra existencia espiritual. Aquí, ahora, todo es real, y lo más real son las cosas que sentimos, que imaginamos, que pensamos. Todo forma parte de nuestra realidad. Pero también lo son las cosas que nos pasan, y las personas que nos rodean. Por eso todo formará parte de la enseñanza de este camino. La subida al Monte Carmelo es un viaje interior de toda persona que ponga sus pies en el camino del desarrollo humano. Ese viaje es distinto para cada uno, pero las etapas que seguimos son increíblemente similares. Por eso, aunque algunos consideran que la Filosofía Perenne es un mito, este escrito es un ejemplo de que no lo es. Porque cuando una persona que está preparada para el camino encuentra la puerta, no puede menos que atravesarla y recorrerlo. No hay otra manera. Hay muchas puertas, y lo que te traigo hoy es una puerta que voy a recorrer mientras escribo estas líneas. Una puerta que me llevará de vuelta a lugares que ya he visitado antes, a través de otros caminos, cabalísticos, mágicos, alquímicos, pero que seguramente me mostrará espacios que no conocía, y aspectos de mí misma que no estaban antes, o que permanecían ocultos. Esta es mi propuesta. Puedes quedarte, leer, y ser transformada o transformado. O puedes irte, cerrar este blog, y alejarte de un camino que no te llevará a ninguna religión, a ninguna organización. Un camino que te llevará lejos de todo lo que has pensado sobre ti y sobre el mundo que habitas para encontrarte con lo que tú eres, con lo que tú siempre has sido, con el terrible y desconocido dios de dentro, el tuyo. Piénsatelo.

12 comentarios:

  1. estoy con vos, si abres la puerta y avanzas yo te sigo.

    ResponderEliminar
  2. ...me calzo mis botas,hecho a mi espalda una mochila ligera y seguire tus pasos en esta apasionante aventura...habrá dias que diré...no estoy preparada, mis rodillas y mis pies se resentiran...no podré con mi alma...
    siempre que salia a caminar encontraba el palo adecuado para apoyarme en el cuando el cansancio habla y dice ya no puedes más...
    buscaré en mi interior el báculo que no me permita justificaciones y desallllllientos....
    me pongo en marcha...llevRÉ UN DIARIO para
    ir anotando los intranguilis del camino y compartire con vosotros esta marcha romeria
    es todo un reto !!!! un abrazo Begoña

    ResponderEliminar
  3. Me siento como Gandalf, cuando se forma la Compañía del Anillo. Espero que no tenga que enfrentarme al Valrog... ;)
    Por cierto, Abedul, muy buena idea lo del diario.

    ResponderEliminar
  4. Nunca dejaría de viajar contigo..
    Sólo necesito tiempo..

    Te quiero mucho, mi niña,

    Malena

    ResponderEliminar
  5. Me apunto sin pensarlo!! Es curioso, te leo y me da por pensar que te conozco...

    ResponderEliminar
  6. En Avila hay un pequeño Museo de la meditación, recorrerlo una tarde tranquila sin más turistas que uno mismo es emprender un camino más allá de uno mismo, y ese es el camino, sin duda.

    De lejos, porque no corro mucho y me detengo enseguida ensimismada con cualquier piedra del camino, te sigo, o lo intento, marca tus pasos para que no me los borre el viento.

    ResponderEliminar
  7. Me pongo al final de la marcha, no pensando en mi, sino para ver que cosas ustedes encuentran en el camino. Quiero experimentar sus emociones, su espiritualidad y quiero leer sobre sus asombros.

    un beso

    ResponderEliminar
  8. yo voy :P algo tarde pero si quiero!!! jejeje wiiiiiiiiii me apunto :D, quiero ver que lo que pasa en otros caminos :D

    ResponderEliminar
  9. Me uno yo tambien!!!prometo no rendirme sin importar cuan dificil se vuelva el camino...estoy segura que al final valdra la pena.
    Besos

    ResponderEliminar
  10. Respecto del post, asumo lo del texto del ..Monte carmmelo, por el lado del desarrollo humano. He ahí lo grueso y sumo de este texto, que es para encontrarse...un bucer interno. Saludos. Carlos

    ResponderEliminar